Campagnac
Según Robert Plageolles, uno de los más ilustres viticultores del país de Gaillac, los paisajes de viñedos de Campagnac se encuentran entre los más bellos del territorio.
Campagnac, en la encrucijada de caminos
Al lado del bosque de la Grésigne, a las puertas de las gargantas del Aveyron, a dos pasos de Cordes-sur-Ciel… Campagnac ofrece paisajes variados a los viajeros y senderistas.
El pueblo es típico del Gaillaçois. Situado en su colina, domina un valle de hermosas vides, como un pastor que observa a su rebaño. Todas las tardes, las casas de piedras blancas se iluminan con el sol poniente y refuerzan esta sensación irreal de un pueblo flotando por encima del viñedo.
Es un punto de partida ideal para muchos senderos, a pie, en bicicleta o a caballo. Los valles que se encadenan en un paisaje de colores ocres y verdes son el escenario ideal para hacer paseos despreocupados o senderismo deportivo. El cercano bosque de la Grésigne ofrece el paisaje más salvaje de una naturaleza intacta, igualmente propicia a la evasión. Con un poco de suerte, haréis descubrimientos maravillosos, como un grupo de ceps o de níscalos. Y si aguzáis el oído entre septiembre y octubre, es posible que escuchéis la brama de los ciervos, ese grito ronco que marca la temporada de los amores de los cérvidos.
Pero no os confundáis… ¡Campagnac es un nombre muy cortejado en el suroeste! El Aveyron y la Dordogne tienen su propio Campagnac ; pero como nadie es rencoroso en esta región, ¡los tres pueblos están hermanados!
Una rica actividad vitícola en Campagnac
Sin sorpresas, la actividad vitícola es importante en Campagnac y varios viticultores quieren descubrirlo. Testigo de una cultura vinícola ancestral, un magnífico palomar preside la entrada del pueblo. A propósito, ¿sabéis por qué los palomares son tan numerosos y emblemáticos del país Gaillaçois? No le veáis ninguna pasión ornitológica compulsiva. Pero la crianza de las palomas formó parte, en una Edad Media muy estricta, de la organización de las castas sociales, de las libertades otorgadas por los condes y señores a todo el mundo. La cría de palomas se desarrolló así, tanto por la contribución financiera vinculada a la venta de carne de pichón, como al uso de los excrementos como estiércol, en aquella época un excelente fertilizante para la viña.
